martes, 26 de noviembre de 2013

Ausencia de diálogo - ¿Cuáles son las consecuencias?

En la clínica se observa con bastante frecuencia la queja de falta de diálogo en las relaciones humanas.
La interacción continua mediante el lenguaje es fundamental en el quehacer humano. A través de la palabra mediatizamos nuestro accionar y disipamos dudas, certezas, mentiras.
Las relaciones humanas están atravesadas por la palabra. Cada uno de nosotros es pensado y toma sentido en la medida que está incluido en un universo simbólico. De esta manera nos vamos posicionando y de acuerdo con esto podremos establecer un diálogo de mejor o peor calidad.
La calidad del diálogo con el semejante está íntimamente ligada al lugar que cada uno de los intervinientes le otorgue.


Pensemos en el lugar que cada uno de nosotros ocupa en la red social. Estamos todos en una misma sintonía? Si no fuera así se produciría, cosa que sucede, una disrupción en la cadena significante y daría lugar a los malentendidos. A partir de ese momento y de acuerdo a como cada cual se haya apropiado de la realidad podrá llevar adelante cualquier tipo de interacción con otro.
En nuestra sociedad, en particular, en estos momentos podemos visualizar la forma enferma en que se considera al semejante que no comparte las mismas ideas. En lugar de establecer la escucha, que nos llevaría al discernimiento de la postura del otro, se intenta de manera violenta instalar la propia sin miramientos. Esto acontece por dos cuestiones bien definidas, la primera no hay cabida para la representación del sujeto-semejante y la segunda porque se posee la premisa que cualquier tipo de modificación en el pensamiento es considerado signo de debilidad.
En el consultorio el analista trabajará con estas problemáticas discursivas el tema está en aquellos que abrazan dogmas. Por eso la importancia de establecer prácticas y ejecutores comunicacionales idóneos al igual que lectores que sepan descubrir las intenciones encubiertas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario