domingo, 3 de noviembre de 2013

El malestar en la Argentina

              “El hecho de que el yo, para defenderse de ciertas excitaciones displacenteras provenientes de su interior, no aplique otros métodos que aquellos de que se vale contra un displacer de origen externo, será luego el punto de partida de sustanciales perturbaciones patológicas”   - Sigmund Freud


Quise introducir este párrafo de Freud para instarlos a reflexionar acerca de la situación que estamos viviendo los argentinos.
Esta  constante búsqueda de encontrar en el Otro lo fallido, lo erróneo y no poder concebir los propios se ha naturalizado entre nosotros de manera preocupante.  Esto es observable en cualquier reunión de ciudadanos que intenta conseguir acuerdos de convivencia sana.
Se dan cuenta de lo que digo? Hablo de llegar a lograr acordar cuestiones que comprometen el día a día!  Y aún así en este escenario no se puede dejar de lado el hedonismo.
El yo ocupa un lugar de supremacía y en ese plano no está dispuesto a abandonar la dicha y mantener la felicidad a ultranza.  En esa línea entonces es que el sujeto se sumerge en una solución peligrosa donde la satisfacción pulsional constituyéndose en causa de grave sufrimiento cuando el mundo exterior nos deja en la indigencia, cuando nos rehúsa la saciedad de nuestras necesidades.
Ese desplazamiento libidinal hacia el otro semejante que lo coloca en ese lugar de no aceptación, hace que la visión que se obtenga de la realidad este centrada en una única premisa. 
Conformamos los argentinos una sociedad autoerótica cuyo devenir depende de la satisfacción plena. Cuando esto no sucede se produce un quiebre que coloca a la subjetividad en riesgo.  Se necesita de un padre proteccionista y poderoso que garantice el porvenir pero al cual hay que obedecer y servir.
Toda idea contraria hace resaltar la agresión y el autoaniquilamiento. 
Existe un dejo de olvido que la comunidad plasma un superyo bajo cuya tutela se produce el desarrollo de la cultura. El superyo de la cultura surge de la impronta que han dejado grandes personalidades inaugurando los preceptos de la ética.
Si tenemos que analizar la realidad en función de la ética nos encontramos con un vacío que raya con la autosuficiencia narcisista en  un estado patológico alarmante.
La patología nos da a conocer gran número de estados en que la disociación yoica respecto del mundo exterior se vuelve incierto y la ambición del poder enfermizo se apodera cada vez más de los que se encuentran en las funciones de gestión.

La pregunta que les dejo es la siguiente Cómo la ciudadanía proyecta su porvenir en este contexto?

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