La
educación una temática controvertida en estos días merece que se le de la
importancia que requiere.
Foucault
en uno de sus libros donde investiga la historia de la clínica médica y cuyo
título es “Nacimiento de la clínica” menciona que la clínica es un acto de
lenguaje. Ya desde siempre la palabra inaugura los posicionamientos del sujeto.
Es
decir, los docentes hoy en sus decires
plantean su función como de características de impotencia.
La
demanda de problemas en el aprendizaje implica una escucha del discurso del
Otro. No pensarlo en términos del siglo XVIII donde todo era pasible de un cuadro patológico. Freud en su texto
“Consejos al médico” plantea que la escucha debe ser una escucha plena desde la
atención flotante. Evitar la crítica del discurso del Otro así como también los
presupuestos de saber que le conviene a ese sujeto.
Es
necesario componer y descomponer ideas. Los docentes tienen que tener un lugar
donde sean alojados para que se posibilite lugares de encuentro. Esos espacios
son espacios compartidos con otros docentes,
con profesionales que los ayuden a poder resolver las cuestiones imperativas
del aula.
El
encuentro y desencuentro construye subjetividades. Graciela Frigerio en su
texto “ La inexorable desigualdad” nos dice que la educación es una actividad
jurídica y política. La igualdad como punto de partida no como horizonte.
La
construcción de un sujeto de aprendizaje requiere que se considere ser par formar parte para tener su parte en el acto
educativo.
El
aprendizaje se da si un Otro nos desea en ese lugar. Repensar cuestiones que se
naturalizan y no se saben muy bien el para qué??? Por ejemplo narrativas en el
nivel inicial donde se expresan las características de un niño, que pregunto en
qué medida me van a ayudar al proceso de enseñanza- aprendizaje? Esto me va a permitir colocar a ese niño en el lugar del deseo de aprender?
El
maestro nombra al niño como categoría tal, de alumno. Si no le doy ese estatuto no lo va a ser.
La
escuela es el valor instituyente de la subjetividad. Se tiene que volver a
analizar estos conceptos desde políticas públicas que no sean sólo discursos marketineros sino
que sea un punto de partida del conocimiento. Para ello la escuela debe de
entender que la juega de un tiempo suplementario donde algo novedoso advenga.
La
realidad educativa de hoy habla de docentes impotentes, como ellos mismos se autodefinen,
así como de una teoría que no da cuenta de lo que sucede en el aula.
Cuando
hoy nos anoticiamos de la cantidad de niños que se encuentran medicados no es
otra cosa que la suplencia de pulsión que los padres no soportan. La
escuela es una cuestión de tiempos y eso
hay que revisarlo, los tiempos del sujeto no se pueden predecir en ninguna
actividad y eso no puede ser determinante para ser o no un niño problema.
El
padre debe saber que las infancias no son naturales sino que dependen de la
función adulta y el docente debe pensar en su práctica. Una construcción ambas
a intervalos.
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