En
los últimos tiempos se ha hecho un discurso constante, por parte de los
políticos, la cuestión salud y educación. Sin embargo seguimos teniendo una
escuela del siglo XVIII en pleno siglo XXI y hospitales en el mismo encuadre.
Cuál es el motivo?
Muy
simple, que se carece de la importancia que conlleva ambos conflictos. La
escuela ha perdido su foco y se ha sustituido por necesidades que se deben
contemplar en otros ámbitos. Los
hospitales presentan dificultades que hacen que su función primigenia no pueda
ser cumplimentada.
Se
necesita una posición interdisciplinaria para el abordaje de la infancia. Esa
postura implica que no se va acudir al saber médico para buscar un diagnóstico
certero que no sirve pero que calma la angustia. Lo que hay que hacer es
indagar la singularidad de cada paciente. Para ello hay que centrarse en la
subjetividad y el deseo. El andamiaje lo brinda las políticas publicas
destinadas a servir al ciudadano.
La
soberbia disciplinar es la certeza absoluta que sirve de obstáculo para la
realización de preguntas hacia cada una de las asignaturas. La exigencia hoy
tiene que ver con la construcción de representaciones de ciertos saberes, el
derribamiento de mitos que solo sirven de mascaradas para no resolver y para
que las dificultades sigan como hasta ahora.
La
imposibilidad de los profesionales ergo de los políticos por soportar la
ausencia de respuestas acabadas son la base de los reiterados fracasos que se
observan en la resolución de problemas.
La
idea central es transformar el impedimento en una pregunta y trabajar
cooperativamente en ello. Algo se tiene que saber y algo no y eso es lo que
impulsa a los sujetos para proveerse de soluciones.
Cuando
escucho estadísticas cuyos indicadores muestran la baja calidad educativa y la
falta de compromiso en la salud de la población no me dicen nada de lo que se va a hacer. El
panorama lo conozco, no solo por pertenecer a salud-educación sino porque yendo
a una escuela o a un hospital y dialogar con los actores me basta. Se precisa
proyectar la pregunta hacia donde vamos y construir un saber que se ofrezca al
trabajo con el Otro. Fundar novedades tiene que ver con una posición activa,
comprometida y responsable.
Mi
decir tiene que producir en el Otro efectos. Benveniste habla del juego verbal,
algo que excede al código y una escena que constituye ese juego. Juana Levin
dice ..”lenguaje modo de existencia..” si no nos proponemos construir entre
todos paradigmas reales con los cuales someterlos a discusión en las escuelas y
en los hospitales nada va a cambiar y todo seguirá siendo una actitud
voluntarista y expresión de deseos que solo tienen que ver con las necesidades
de los políticos de turno pero no con los conflictos acuciantes de la
población.
Otra
noción que se debe tener en cuenta es el amor el ser alojado es un acto de
amor. Ya lo decía Freud en “Amor de
Transferencia” la relación terapéutica es un acto de amor pues para que se
produzca la interacción de la palabra debe mediar un acto de amor que no es una
corriente de enamoramiento sino que tiene que ver con ese aspecto de construir
un espacio de confianza y respeto en función de ese sentir que es propio de
toda actividad humana que se considere como tal.
El
amor en ese encuentro desencuentro en dos aspectos básico de la subjetividad
como los la educación y la salud, a
partir del For-da punto de partida del pensamiento.
“El
efecto del conocimiento como efecto del amor” Graciela Goldstein.
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