jueves, 15 de octubre de 2009

La agresión en su máxima expresión

El titulo del artículo nos permite situarnos en el contexto actual. Ninguno de nosotros esta ajeno al grado de maltrato al cual estamos expuestos diariamente. Esta actitud se lleva a cabo desde la creencia que la manera de interactuar con el semejante que no comparte pensamientos ideicos parecidos debe se anulado, expropiado.  El humano alberga en su esencia como tal, diferentes sentimientos, el odio, el amor, la envidia, la bondad, la maldad, etc… la mayor o menor valoración de los mismos así como  su desarrollo está ligado a las experiencias adquiridas con las relaciones con sus primeros amores. Esto es observable desde la práctica con el diferente.

En el presente se hace visible cada vez con mayor frecuencia la imposibilidad de consenso. Ante cualquier cambio de opiniones (que por otro lado tienen que existir) los sujetos no pueden tolerarlas, no escuchan y se subsumen en una cápsula propia que en el mejor de los casos la cierran. Digo en el mejor de los casos pues sino atacan de palabra y de cuerpo. 

Cual es el móvil de tanta hostilidad?
Es una pregunta que la tenemos que enlazar a determinados valores que la sociedad ha tomado como eje emblemático. Me estoy refiriendo en particular al poder.  Hoy por hoy todo circula en función de esa palabra mágica; nos basta con decodificar las conductas de aquellos que han sido elegidos por el pueblo para gobernar. Que aparece en ellos de manera recurrente?  Aparece la agresión como modus operandi.


La conducta agresiva se caracteriza porque mediante ella se actualizan conductas reales o fantasmáticas que tienen como objetivo dañar a otro, destruirlo, humillarlo etc. Si bien la pulsión agresiva habita en el sujeto humano por ser  humano, la presencia desmedida de su función está denunciando la manifestación de una patología. Es decir, un individuo que interactúa con el semejante a través de la invocación de esta para la obtención de objetivos individuales psicodinamicamente está impulsando el arquetipo del pensamiento único.  En ese punto nos encontramos en una encerrona que apela de manera litigante a la muerte del pensamiento del Otro a destajo.


¿Cómo se construye un país desde este devenir? ¿Se puede apelar a la apertura de conceptos con estos arquetipos? 

Resulta poco creíble que los personajes en cuestión se  dispongan a realizar alguna reflexión al respecto. La realidad psíquica de estos sujetos no registra para nada la privación a la cual somete al Otro. Entonces está en nosotros que comprendamos el criterio de realidad que el poder intenta plasmar para tomar decisiones que devuelvan a los ciudadanos el resquicio perdido. Ya lo decía Freud “Una parte de la (pulsión de muerte) se pone directamente al servicio de la pulsión sexual, donde su función, es importante. Hallamos aquí el sadismo propiamente dicho.”




Noemí Di Donato
Psicóloga - UBA

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